Descienden los incendios en la Cabrera, aunque mantiene una alta siniestralidad
La escasa aparición de los municipios de la Cabrera leonesa —Truchas, Encinedo, Castrillo de Cabrera, Benuza y Puente de Domingo Flórez— en los partes de incendios de la campaña de este año, unido a la disminución de siniestros que se ha dado en los últimos años aún no es suficiente para afirmar que este tipo de siniestros han dejado de ser un problema importante para la zona.
Hasta el pasado fin de semana tan sólo Benuza aportaba superficie quemada a la provincia de los cinco municipios que forman la comarca, con tres siniestros —14 de julio y 4 y 8 de agosto— y poca superficie afectada. El domingo, los rayos conseguían que la chispa prendiera en Valdavido y Corporales, con la suerte de que el fuego no causó un importante daño.
A falta de contabilizar los fuegos de todo 2015 —los siniestros se producen en la comarca especialmente en los meses de febrero, marzo, agosto y septiembre, con mayor incidencia en el citado en primer lugar—, desde 2005, con 93 siniestros, se advierte un descenso del número de incendios, si bien la tendencia se rompe en 2009 y 2011, cuando se contabilizaron 85 y 79, respectivamente.
La serie de datos de los últimos diez años, con 536 conatos e incendios, rompe la tendencia registrada entre 1995 y 2004, con 756. Y, en especial, no repite una sucesión de catástrofes como la que se observa entre 1998 y 2001 (ambos incluidos), con 101, 94, 102 y 116 fuegos y conatos.
La Consejería de Fomento y Medio Ambiente refrenda el descenso, pero subraya que el fenómeno es común a todo el país y apunta a que la media en Cabrera es especialmente alta todavía. La media de los cinco municipios en el último quinquenio arroja «41 incendios, lo que significa 7 por municipio y año, cifra muy superior a la media de Castilla y León, que se sitúa en 0,9». Las causas están claras en la Administración autonómica: Ganar pastos, eliminar refugios para lobos y jabalíes, favorecer la caza menor e incluso las rencillas personales. Y la solución pasa por conseguir el apoyo de la población, las quemas controladas en invierno, mejorar los pastos y, si prenden las llamas, evitar que deriven en un gran incendio forestal.
El decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Castilla y León, Alfredo Rodríguez, señaló que el trabajo del Plan 42 —programa de prevención de incendios de la Junta— unido al cambio generacional pueden haber causado la mejora, por el trabajo que se realizó con la población y los desbroces efectuados para ganar pastos. Rodríguez apuntó que este año se han retomado las ayudas para eliminar maleza tras suspenderse en 2011 —la convocatoria está abierta hasta el día 18—, lo que ha llevado, junto con la recuperación del robledal, a que el monte acumule ahora más combustible.
El alcalde de Truchas, Francisco Simón, destacó la labor realizada por el Plan 42 y señaló que solicitó con otros alcaldes de la zona a la Junta que mantuviese su dotación presupuestaria cuando la crisis obligó a dejar el programa sin consignación presupuestaria.